En los planes de Mel para este verano sin duda lo último que tenía en su lista era pasar tres meses en la casa de la familia Relish, con aquellos demonios mellizos que Tania tenía por hijos y además de aquel bebe llorón. Pero muchísimo menos entraba en sus planes... Adam. Ah, Adam. ¿Cómo podría describirlo? Él simplemente era como uno de esos oscuros secretos que no quieres descubrir, pero al mismo tiempo tu mente y cuerpo no son capaces de alejarse. Más bien, todo lo contrario. ¿Un verano tranquilo y normal? Eso es lo último que posiblemente Mel iba a tener. "- Después de todo al final no somos más que una suma de recuerdos. Somos lo vivido, el recuerdo de una simple vida. " 🏵🏵🏵🏵 Obra registrada. Esta completamente prohibida su copia o adaptación en cualquier circunstancia.
Leer másLo observo durante unos instantes con la respiración acelerada deseosa de saber que demonios le pasa por la cabeza en estos momentos.
– Lo entiendo todo, Adam.
Me mira como si de repente el tiempo se hubiese detenido y el mundo hubiese dejado de girar sobre su eje.
– Solo intento protegerte –. su voz hace que tiemble una vez más, consiguiendo que mi piel hormiguee.
– ¡Estoy harta de tu protección! – exploto contra su rostro.
Me doy la vuelta enfadada antes de hacer una locura y estampar de verdad un sartenazo en su cara. Camino decidida hacia la puerta y salgo fuera sin importarme la lluvia que cae en esos momentos, pero apenas he dado unos cuantos pasos en el exterior cuando la mano de Adam rodea mi brazo con fuerza obligándome a girarme. Su aliento choca contra mi piel súbitamente y mis ojos buscan enseguida los suyos ardientes de ira.
– ¡Te protegeré, Mel! ¡Aunque me odies no permitiré que nadie vuelva a tocarte!
– ¡No necesito una protección basada en mentiras! – respondo tratando de liberar mi brazo sin éxito, ni siquiera consigo moverlo ni un milímetro.
– ¿Mentiras? – masculla mientras sus manos suben hasta mis hombros sujetándolos con fuerza para acercarme más rompiendo cualquier distancia – ¡Mi preocupación por ti es mas real de lo que puedas imaginar...!
Se calla de repente durante unos segundos y algo brilla entre toda la oscuridad que su mirada desprende. La lluvia sigue cayendo sobre nosotros, aunque en aquellos instantes ni siquiera parecemos notarlo.
– ¿Qué lo entiendes todo? – una mueca extraña parecida a una sonrisa cruza por su rostro consiguiendo que un escalofrío atraviese mi espalda – No entiendes absolutamente una m****a, Mel. Porque si no temblarías sabiendo las jodidas ganas que tengo de cerrarte la boca y besarte ahora mismo.
🏵🏵🏵🏵🏵🏵🏵🏵🏵
– Mamá, no me puedes hacer esto. – suplico por enésima vez en aquel día mientras arrastró mi maleta por el salón.
Mi madre se encuentra guardando unas últimas cosas en una caja enorme. En ese momento suspira con gesto cansado, justo antes de levantar sus ojos y posarlos en mi rostro.
– Mel, por favor, ya hemos hablado de esto.
Suspira de nuevo con cansancio, como si el problema fuera yo, no que hace dos días me dijera de buenas a primeras que las vacaciones que tanto había estado planeando se iban a ir por la borda porque ella había decidido enviarme a la otra punta del país para quedarme con unos desconocidos.
– Tengo que irme unos meses, no puedo dejarte sola aquí.
Esa era su escusa. Había estado escuchando lo mismo durante los dos últimos días. Ni siquiera pregunté porque no me llevaba con ella, sabía que tampoco era una opción. Mi madre trabajaba en el ejercito, una profesión algo complicada cuando te mandan de misión a otro país y no sabes que hacer con tu hija adolescente de diecisiete años.
– ¿Por qué no me dejas con la señora Thomson cómo siempre has hecho cuando te has ido?
– Su marido acaba de tener un accidente. – explica volviendo a meter cosas en la caja. – No puedo pedirle que aparte de él tenga que cuidarte a ti también.
– No soy una niña. – replico.
En vez de darme una respuesta simplemente sonríe. Esa sonrisa de "que inocente eres aún", como si me creyera más mayor de lo que era. Me cruzo de brazos completamente molesta sin creer aún aquella situación. En tres meses cumpliría dieciocho años, eso me hacía técnicamente casi mayor, lo suficiente para poder quedarme sola en casa y no con unos desconocidos.
– No quiero ir. – repito una vez más, aún a sabiendas de que sería inútil.
– Ya lo se cariño, pero te prometo que será mejor de lo que piensas. – afirma con seguridad mientras termina de cerrar la caja y se la lleva con ella en el camino hacia el coche.
Ruedo los ojos y la sigo hasta el exterior. ¿Mejor que ir a la tienda de cómics con Susan o invitar a Nolan al baile de máscaras? Lo dudaba por completo. Camino detrás de ella pisando con fuerza el suelo de gravilla de la entrada de la casa.
– ¿Por qué tenía que ser con los Relish? – pregunto con voz lastimosa.
– Tengo confianza en Tania y está encantada de que te quedes en su casa.
Hemos llegado al coche, mi madre sigue ignorando mis suplicas mientras se dedica a meter la caja y la maleta en el maletero.
– Puedes pedirle a alguien más del vecindario. – sugiero
– Ya lo hemos intentando antes y no ha funcionado.
– Sus hijos son engendros del demonio. – mascullo, aunque no lo suficientemente bajo.
– ¡Mayra! – me mira y entiendo que se esta comenzado a enfadar de verdad.
Decido callarme. Sé que de nada sirve discutir, sin embargo, no puedo evitar hacerlo. Quiero creer que mi madre cambiara de opinión si sigo suplicando; pienso incluso en ponerme de rodillas, pero necesito conservar algo de dignidad aún.
– Te prometo que estarás bien.
Suelto el aire con pesadez. Mi madre me observa con tristeza, como si ella fuera la que más está sufriendo por aquello. No puedo evitar enfadarme, no es justo. Después de todos los planes que he hecho para este verano, ¿por qué me tengo que ir ahora a la otra punta del país con una mujer que apenas conozco y con los demonios de sus hijos? Me cruzo de brazos y me doy la vuelta, dando por perdida la batalla.
Decido volver a mi habitación, pues aún tengo otra maleta sin terminar. Y aunque conservo una pequeña esperanza de que mi madre recapacite dejándola ver que esto es una locura, en el fondo sé muy bien que al final me iré justo como ella quiere.
Mi verano perfecto se iba a ir al diablo.
🏵🏵🏵🏵
¡Espero que os haya gustado y me comentéis que os parece!
Una brisa cocha contra mi cuerpo haciendo que tiemble, aunque realmente no estoy segura si mis te
Entro a la casa casi llevándome a la gente por delante, consiguiendo más de una mala mirada y algún que otro insulto. Las lágrimas están a punto de escapar de mis ojos, pero las mantengo a raya sabiendo que ese no era el momento ni el lugar para desmoronarme. Salgo por fin por la puerta principal y saco enseguida el móvil del bolso viendo que tengo varias llamadas y mensajes de Lucia. Le devuelvo la llamada rogando que responda, sin embargo, no lo hace.Me dejo caer en las escaleras del porche de la entrada mientras permito el aire salir y entrar de forma forzosa de mis pulmones; consigo tranquilizarme después de un largo rato en el que no me he movido del sitio, mientras que una apacible briza juega con la piel de mis brazos y mi pelo suelto, el cual estoy segura que se encuentra hecho un total desastre en este momento, ni siquiera me hac
Adam se dedica a ignorarme durante los siguientes días, ni siquiera me dirige la palabra cuando coincidimos en el desayuno, los mellizos si que me hablan, aún así parecen un poco molestos también.No sé qué demonios ocurre o si Adam tiene algún problema con aquel chico llamado Cole, lo único que sé es que más de una vez sus ojos se posan en mí de manera muy extraña, como si algo le preocupara de sobremanera. He intentado preguntarle, pero ni siquiera me da una respuesta.Llega el viernes y yo estoy mas que decidida a ir, no porque él me hubiese dicho que no fuera, la verdad es que sentía que llevaba demasiado tiempo en esa casa sin hacer nada interesante, aparte de guerras de espaguetis o baños de potingues extraños.
Adam no vuelve a decir ni una palabra mientras lo sigo hasta la casa. En cualquier otra circunstancia le bombardearía con mil preguntas, pero solo me hace falta un solo y rápido vistazo a su rostro para saber que es mejor mantener mi querida boca cerrada; aunque por dentro esté muriéndome por la curiosidad de saberlo todo. Eh, hay instintos que no se pueden controlar, y uno de ellos está mi absoluta necesidad de saber que demonios pasaba a mi alrededor. Cuando entramos al salón me percato como los ojos Tania se encuentran con los de Adam por unos instantes y un extraño gesto cruza su rostro, uno que no llego a entender. Unos segundos después, simplemente recoge el paquete que no habíamos llegado a enviar y nos dice que subamos arriba con un gesto de su cabeza. Adam tarda menos de dos segundos en darse la vuelta para subir las escalera
Los siguientes días realmente fueron mucho mejores. Aunque los mellizos seguían haciendo desastres allá por donde iban al menos ya estaba cien por cien segura que lo único que podría estar en peligro de mi persona era mi ropa, por lo que evitaba usar prendas que me gustaran demasiado, aparte al menos mi pelo y mi cara estaban a salvo. Por ahora. Y con Adam me llevaba mucho mejor que antes, solíamos hablar en los desayunos y las comidas cuando no estaban los mellizos, pues era realmente complicado tener una conversación con ellos presentes pues no se les podía quitar la vista de encima. Había descubierto que era tres años mayor que yo, estudiaba ingeniería en la universidad, aunque al parecer este año se había tomado un descanso.Era un chico tranquilo, bastante bromista y torpe. Si l
Un grito me despierta aquella mañana y gruño contra la almohada sin haber despertado del todo aún. No me hace falta levantarme y abrir la puerta para saber de donde provenía aquel grito.Es Milo.O Nicolas.Desde hace dos días se han turnado para ir a despertarme por las mañanas, pues parece que les divierte ver como abro la puerta y los persigo escaleras abajo con cara de dormida y el pelo revuelto.Suspiro y me levanto sabiendo que a menos que abra la dichosa puerta no se detendrán. Como supuse al abrirla veo a Milo con
Último capítulo