Cecilia tiró de la mano de Hellen con determinación. Sabía que su amiga necesitaba olvidarse de todo lo que estaba pasando lo más rápido posible. La traición de su esposo, el desprecio de su familia, la presión social... Todo era demasiado. No había mejor lugar para despejarse que un bar lleno de luces de neón, música estridente y copas servidas sin escatimar.
—Vamos, Hellen, necesitas esto —insistió Cecilia mientras ambas entraban al exclusivo bar "Cariñositos".
Hellen dudó por un momento, pero cuando se sentó en la barra y el primer trago quemó su garganta, se sintió extrañamente liberada. La música vibraba en el ambiente y el lugar estaba lleno de mujeres que reían y disfrutaban del espectáculo de bailarines sensuales. Su vida había sido un desastre últimamente, ¿por qué no divertirse un poco?
Mientras tanto, en el hospital, Nicolás observaba a Julio en la camilla. Los golpes en su rostro y el evidente dolor al moverse lo hacían verse frágil, pero sus ojos aún mantenían ese brillo