Capítulo 32

El agua caliente caía sobre mi espalda, relajando los músculos que aún protestaban dulcemente por la actividad de la mañana. Me quedé bajo el chorro unos minutos más, con la frente apoyada en los azulejos fríos de la ducha, dejando que el vapor empañara el vidrio y, con suerte, mis dudas.

Cuando cerré el grifo y salí, envolviéndome en una toalla gruesa, me sentí renovada. Limpia. Caminé hacia el vestidor que Damián había vaciado parcialmente para mí cuando me "mudé". Abrí las puertas y me quedé mirando la fila de ropa colgada. Mi estómago se contrajo con un gesto de desagrado.

Todo era... beige. Rosa pálido. Azul cielo. Blanco.Vestidos de corte imperio que ocultaban mis curvas, blusas de cuello alto, faldas por debajo de la rodilla.Mi mente viajó al pasado, a una tarde de compras con Jasper hacía dos años.

Ese no, Adeline, me había dicho, señalando un vestido negro ajustado que me había encantado. Es demasiado... vulgar. Tú eres una chica dulce, de casa. Ese rojo te hace parecer una c
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