Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl teléfono vibró y leí un bonito mensaje que me mandó Adrien. ¿Debía llamarlo? ¿Decirle que el miedo me apretaba el pecho y los pulmones?
No. Él estaba lejos, ocupado trabajando y probablemente soñando con su regreso. Que descansara lo que pudiera, ya se enteraría al regresar.
Abrí Doctor Sueño de Stephen King, para continuar mi lectura, pero las palabras se me deshacían como humo. Estaba demasiado nerviosa, así que me obligué a respirar profundo y calmarme. Afuera, la gente cruzaba los fríos pasillos que olían a yodo y desinfectante, mientras yo me aferraba al silencio y me obligaba a concentrarme en leer.
Los medicamentos llegaron en frascos plásticos, con etiquetas escritas a mano. Una solución intravenosa sería lo primero que me administrarían y el catéter







