Mundo ficciónIniciar sesiónCamelia.
—Oh vamos, cariño. Todo estará bien, no te preocupes —le dije a Adrien, a través del teléfono mientras acariciaba mi vientre—. Es solo una molestia estomacal. Cualquier cosa te aviso… te amo.
Nos despedimos, corté la llamada y me abrigué en mi gruesa cobija, aspirando el perfume de mi esposo que aún se mantenía impregnado a la tela.
Ayer no tuvo tiempo de responderme y no pudimos planificar nada, porque fuimos interrumpidos por una vendedora y terminamos comprando varias prendas. Para finiquitar paseamos por calles con olores frutales, asados y polvo. Ya cansados volvimos a nuestra habitación.
Aunque sabía que el dejaría todo en mí, según yo lo desease. Conocía a Adrien lo suficiente para saber que se lo estaba pensando, lamentablemente yo era la peor para ocultar mis emociones y mi r







