Mundo ficciónIniciar sesiónMás tarde, estaba probándome vestidos en una tienda, lugar al que Adrien me llevó de compras, por mi limitado vestuario para mi barriguita de embarazada. Él, de pronto me miró con seriedad y me llamó:
—¿Camelia?
—Dime —respondí, aún con la tela entre mis manos.
—¿Qué piensas de mudarnos? He estado reuniendo lo suficiente para pagar el depósito de un departamento. ¿Estás de acuerdo?
La propuesta de la mudanza flotó entre nosotros como un perfume nuevo: atractivo, pero con notas desconocidas. Adrien me había explicado que trabajaba para Alexander, al momento de abandonar a sus padres lo hizo sin llevarse ni un medio. Él puso todo de sí para expandir esa empresa y ni siquiera una maleta con ropa se trajo de allá.
Sin embargo, no







