Mundo de ficçãoIniciar sessão¿Por qué me sentía tan culpable?
Lo había dicho y ya no podía viajar atrás. Y sin una palabra, Adrien tomó sus cosas y salió. Entre paralizada y asustada, me quedé clavada en medio de la sala.
¿Y si lo lastimé?
Él me hizo señas para que lo siguiese y se subió a su camioneta con un dejo de melancolía, la tristeza o el dolor se adueñaron de su rostro.
Dios, que transparente era éste hombre, podías saber cualquier emoción que cruzase su mente con sólo mirarlo, era un libro abierto. O mejor aún, tan claro como el agua. Sí, eso lo describiría muy bien. Tan traslucido como el agua mineral.
Me subí al asiento del copiloto y planeaba disculparme, cuando le vi interactuar con la radio del automóvil. Puso una emisora







