SIN CONTENER LAS GANAS
Tatiana rompió el beso y Alexei la atrajo nuevamente a él.
―No… espera, tenemos… que…
Alexei estaba envuelto en deseo y en ese momento solo una cosa se repetía en su mente: hacerla suya.
―No me castigues más, малышка (bebé). Te necesito.
Sus manos bajaron lentamente por sus hombros y acariciaron su clavícula. Tatiana correspondió a su beso y se apartó de nuevo.
―Y lo haré… Pero primero tenemos que ir a casa de Gavin.
Alexei la miró un instante y finalmente suspiró.
―¿El testamento?
―Sí, necesito ir por una copia.
—Deja que mis hombres se encarguen, mientras tú y yo…
―No.
—Tatiana, es peligroso. Deja que Kiril…
―No va a pasar nada. Gavin debe estar desmayado en este momento.
Alexei estaba perplejo, su mujer había ideado un plan completo y sin su ayuda. Tatiana le sonrió nuevamente y luego se inclinó hacia él.
―Si me ayudas, serás recompensado, ¿qué dices, señor Antonov? ¿Es mi cómplice esta noche?
Finalmente, llegaron al departamento de Gavin, con T