41 UN AMIGO QUE ADVIERTE
Yagiz por fin entró en la enorme torre de acero y cristal que confirmaban la sede central del conglomerado Ozdemir.
Estaba furioso, ya no sabía si poner a Asya en su lugar, romperle el cuello, o despedirla.
El señor Mohamet, padre de la muchacha estaba enfermo, y ella contaba con ese empleo para pagar los costosos tratamientos de su padre, pero estaba cada vez más pesada, autoritaria y celosa.
Antes al joven Ceo no parecía importarle, pero ahora era totalmente distinto.
No quería que nada pudiera interponerse entre Serem y él. Y si… Asya haciendo una escena de celos era un inconveniente mayor.
El auto aparcó en la parte privada del parqueo destinada a los altos ejecutivos de la firma. Se desmontó enojado y camino hacia el ascensor.
Tan pronto tomó el elevador destinado a la presidencia, bufeo un sonoro suspiro y se recostó despacio a la pared metálica.
«Solo Asya es capaz de arruinar una mañana que iba perfecta»
Recordó a Serem, la noche entera en sus brazos