Por la forma en que la llama Parrow, sabe que el hombre está sumamente furioso.
—¡Lo que me espera!— susurro, retomando su compostura
—¡Selene!— Parrow la está llamando y cada vez su voz se escucha más cerca
Ella sale del baño, y al verlo de espaldas regañando a los empleados por estar murmurando, se acerca con un temple serio en su rostro.
—¿Me llama, señor Parrow?
Massimo deja de reprender a los empleados para voltear a mirar a la mujer que lo dejo atado en la barandilla de la terraza y de paso con ganas de sexo.
—¡¡Sí!!— afirma a gritos y ella se mantiene serena —¡A mí oficina, ahora!— le grita en toda la cara y ella se aguanta la cólera
Al ingresar a la oficina, escucha como Parrow cierra la puerta de un portazo.
—¿Qué desea, jefe?— ella sigue controlando su temperamento
Y eso le molesta a Massimo, que ella actúe como si nada.
Él se para frente a ella y la mira fulminantemente. Sin embargo, no le reclama por lo que pasó, y eso entro, la inquietud en Selene, siente que algo trama