VERONICA
Me desperté con una sensación de calma que me envolvía como una manta suave. Revisé mi cuerpo y noté las marcas de la noche anterior, un recordatorio tangible de los momentos vividos. Un suspiro de satisfacción se escapó de mis labios, y mi rostro se iluminó con una sonrisa leve.
Me vestí con una blusa blanca de seda que se ajustaba a mi figura, resaltando mis curvas de manera elegante. La tela suave acariciaba mi piel, y el color blanco puro me hacía sentir fresca y radiante. Unos jeans oscuros se deslizaron sobre mis piernas, y me sentí cómoda y segura en ellos. La forma en que se ajustaban a mi cuerpo me hacía sentir confiada y lista para enfrentar el día.
Mientras me vestía, no pude evitar pensar en Bruno y su forma de proceder, su manera de hablar y de hacer que me hacía sentir especial. Recordé la forma en que me miraba, con una intensidad que me hacía sentir vista y comprendida. Su voz baja y suave resonaba en mi mente, y me sentí atraída hacia él de manera inexplicabl