El peor castigo: 26. Mía esta fuera de peligro
Llegó en el tiempo que le prometió.
Emma caminaba de un lado a otro, con la bebé en brazos, intentando calmar su llanto con su calor.
— Tranquila, bebé, tranquila. Mamá está aquí — besaba su frente con cariño y preocupación.
Matías entró a la habitación, también preocupado.
— Emma
— ¡Matías! — ella se alegró de verlo, al fin — ¡No ha parado de llorar! ¡Estoy muy preocupada!
— Tranquila, déjame verla.
Ella se la entregó en sus brazos, confiada, y Matías la recostó sobre la cama tocando algunas partes claves de su cuerpecito.
— ¿Qué haces? — le preguntó Emma, sin entender.
— Tenemos que descartar que no le duela nada, y que el llanto sea solo por la fiebre, pero parece que no es nada — alzó el rostro — ¿Tienes su maleta lista?
— Sí, lo hice apenas me dijiste que vendrías.
— Bien, tenemos que ir al hospital. Ya un equipo médico está al tanto y va a recibirnos.
Amelia asintió, tomó un pequeño abrigo para Mía y la arropó antes de que salieran.
Santiago y el resto de los hombres de Matías ag