43. Amelia descubre a Cristóbal y a Renata besándose
Se incorporó enseguida. Sus ojos rojos de sentimientos encontrados.
— Escuché lo que le dijiste a nuestro hijo — musitó, sin apartar sus ojos de los suyos. La tímida luz que se filtraba por uno de los ventanales grandes del pasillo provocó que Amelia descubriera lo que guardaba su mirada.
— No sé de lo que hablas, con permiso.
— No, espera — tomó su mano.
Amelia se soltó.
— Lo que sea que escuchaste, no es cierto. Solo se lo dije para…
— No mientas. No puedes mentir con eso. Lo veo. Lo siento — la tomó de la cintura y la pegó a él.
Ella se volvió a soltar.
— Cállate — le pidió. Se sentía herida —. No sé por qué estás haciendo esto si es evidente que ya tienes planeado retomar tu vida.
Cristóbal frunció el ceño
— ¿De qué hablas?
— De ti y esa mujer. ¿Renata?
— Amelia…
— Vienes de estar con ella.
— No es lo que crees. Escucha, ahora no te puedo decir nada, pero…
— No es que quiera saber lo que hagas con tu vida o no, Cristóbal. Pero si vas a retomar tu libertar, al menos espero que me de