28. Tomaré a mi hijo y a mi esposa, y me largaré de aquí
Por primera vez, Cristóbal sintió que había sido verdaderamente un completo estúpido. Su pecho subía y bajaba de rabia, de indignación, de… horribles sentimientos.
— ¡Caterina!
— Hijo, ¿qué pasa? ¿Qué son gritos? — preguntó la mujer al asomarse, nerviosa y contrariada.
— Fuiste tú — la señaló, hirviendo.
— ¿De qué hablas?
— ¡Fuiste tú la que ordenó que pusieran la tarántula en la habitación de Amelia!
— ¿Qué? ¡No! ¡Por Dios, hijo! ¿Cómo dices algo así?
— ¡Deja de fingir! — le gritó — ¡Admite que fuiste tú! ¡Que todos estos años… has sido tú la que me separó de Amelia!
Caterina negó, horrorizada por la autoridad con la que su hijo hablaba.
— No, hijo, tienes que escucharme. Yo… — al intentar acercarse a él y tomar su mejilla, el CEO Cristóbal capturó su muñeca en el vuelo, y la miró con ojos envenenados.
— No me toques — le ordenó —. No me toques con las mismas manos que destruiste a mi familia.
— ¡Ella no es tu familia!
— ¡Es la mujer que amo y madre de mi hijo! ¡Por supuesto que lo es