11. Debe venir urgementemente al hospital
— ¡Traigan una toalla con agua fría y una pomada para las quemaduras! ¡Vamos, rápido! — ordenó Cristóbal enseguida, y se acercó sin dudar a ayudar a Amelia — Déjame ver eso — La miró con demasiada preocupación.
Pero Amelia negaba. Su pecho subiendo y bajando.
— ¡Me está quemando mucho, Cristóbal! ¡Es insoportable! — resolló la dulce y joven Amelia, que sentía que tenía una caldera sobre su piel.
— ¿Mami? — el pequeño Cristóbal, angustiado e inocente por lo que veía, comenzó a inquietarse demasiado.
— ¡Brazilia, quédate con el niño!
El ama de llaves asintió rápidamente y pidió al pequeño hijo del CEO que la acompañara, mientras le aseguraba con palabras dulces que su mami iba a estar bien. Pero Cristóbal no lo creía, pues la jarra entera se había derramado hirviendo sobre la piel de Amelia, así que sin pensarlo tanto, actuó rápido, la tomó en peso y la llevó hasta su habitación, que era la más cerca.
Sin perder el más mínimo tiempo, la sentó delicado en la tapa del lavabo al mismo tiemp