10. ¿En serio piensas que soy así de cruel?
— Madre, ¿Qué fue lo que pasó? ¿Te encuentras bien? — preguntó Cristóbal a su progenitora, ayudándola a incorporarse.
— ¡Me ha empujado, Cristóbal! ¡Quise abrazarla y darle la bienvenida a casa, pero…!
— ¿Qué? ¡No! ¿Por qué dice eso, señora? — Amelia se horrorizó. Y miró a Cristóbal con súplica — ¡No es cierto! ¡Yo no…!
— ¡Por supuesto que es cierto! ¿Por qué habría yo de mentir? — la mujer estaba metida en su papel.
— Bueno, basta, basta las dos — pidió Cristóbal, contrariado. Ya suficiente tenía con todo.
— Ve a tu habitación, Amelia
— ¡Pero…!
— ¡A tu habitación! ¡No volveré a repetirlo!
Amelia negó con la cabeza, horrorizada por mentiras y calumnias de aquella mujer que, en el pasado, le hizo mucho daño. Entonces, sin decir una sola palabra, se fue directo a su habitación.
Antes de cerrar la puerta, Cristóbal entró y la cerró detrás de sí. Amelia se dio la vuelta y lo miró con impresión.
— Cristóbal, tienes que escucharme, yo no…
— ¿Qué pasa contigo, eh? — la interrumpió duramente.