Nadie sabe lo que tiene. Capítulo 56: Ladrona de corazón.

Los días fueron pasando y Angus se dio a la tarea de conquistar a Leonor, todas las mañanas, antes de irse en la oficina, le compraba el desayuno y se lo llevaba, y la acostumbró a esperar ansiosa cada día su llegada, con la anticipación de un niño en Navidad.

Por las tardes, después de sus respectivos trabajos, Angus se iba a la casa de Leonor y le preparaba la cena mientras Leonor se relajaba en el sillón.

Y después de cenar, se sentaron en el sofá.

—¿Puedes permitirme tocar a nuestra niña? —ella lo dudó por un momento, pero luego asintió.

Él llevó su mano a su vientre y comenzó a acariciarle con suavidad, cuando sintió sus manos en su piel, contuvo un gemido y apretó sus labios con fuerza.

Esto se fue haciendo rutina, y cuando ella se quedaba dormida, la llevaba a la cama y luego se despedía, no sin antes besar su frente.

Durante varios meses hicieron lo mismo, hasta que uno de esos días, ella le pidió lo que hace tiempo estaba esperando Angus con ansiedad.

—¿Puedes quedarte? —le
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