CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 31. Una sesión de fotosChloe se volteó hacia él, sorprendida, exactamente igual que todos los demás en aquel estudio cuando lo escucharon.—¡¿Disculpa?! Tú no puedes despedirme —bufó Claire con impotencia—. ¡La dueña de la marca es Odette!Y como si la hubieran invocado
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 32. Un momento peligrosoChloe no podía más.Tenía la cabeza hecha un nudo, el pecho apretado y la paciencia colgando de un hilo. Sentía que en cualquier momento iba a explotar, o a llorar, o a gritarle a alguien. Tal vez las tres cosas al mismo tiempo.Se frotó las siene
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 33. Una chica traumatizadaElías estaba apoyado contra la pared del fondo del baño, justo bajo la ducha, mirándola con una mezcla de duda y deseo. Chloe estaba apoyada contra la pared del frente, con las piernas cruzadas como si necesitara contener algo, y las mejillas ro
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 34. InteresesSi alguien le hubiera jurado que a sus veinte años estaría viviendo con Elías Keller, guapo, millonario, y babeando por ella; Chloe definitivamente se habría reído en su cara. Pero allí estaba, despertando justo en la habitación que estaba al lado de donde a
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 35. Un error desastrosoChloe sintió que el corazón se le aceleraba de todas las formas posibles, pero respondió a aquel beso, y cuando Elías la ayudó a subir al auto y enredó los dedos con los suyos, por fin pareció que había encontrado su lugar en el mundo. ¿Eso era rar
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 36. Un fin de semana en familiaChloe sintió que las lagrimitas le subían a los ojos. Esperaba que él estuviera al menos un poco molesto, después de todo sí había cometido un error que, en otras circunstancias, habría podido costarle caro a su empresa. Pero en lugar de re
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 37. Sin espacio para arrepentimientosVamos a aclararlo. La simple palabra “problema” en los labios de Chloe era más que suficiente como para que a Elías se le aflojaran las rodillas. Saltó por encima de un sofá y un segundo después estaba en la puerta de aquel baño.—¿Qu
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 38. Gemidos en la nocheLa besó como si quisiera tatuarse su sabor, con urgencia y deseo, porque sabía que esa noche cruzarían del todo la línea. Con la palma abierta sobre su vientre, encontró ese punto exacto que la volvía loca, haciéndola temblar, maldecir, gemir y, fi