PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 27: Momentos peligrosos
—¡No, no, no! ¡Niko, así no! —gritó Gigi, agitando las manos frenéticamente cuando vio a Niko pegarle a la masa con los puños de manera desastrosa.
—¿Así no? —repitió él juntando las cejas con un puchero frustrado. Gigi llevaba media hora dándole i