PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 9. Un castillo
Niko Keller no era un hombre impresionable. Después de tantas mujeres que habían pasado por su vida sin causar impacto, desde modelos hasta actrices, no había mucho que lo enmudeciera… pero lo que tenían delante era otra cosa.
Gigi tenía razón, no era herm