HACE UN AÑO:
—¿Otra maldita prueba negativa?—, Félix arrojó la prueba de embarazo contra la pared y la hizo añicos.
—Te juro que lo he intentado todo—, gritó Fátima muy asustada y suplicando de rodillas.
—¡Cállate!—, gritó Félix hecho un monstruo.
—No te molestes amor... Quizás... Quizás podamos adoptar a un niño, y así tendrás el hijo que tanto quieres—, dijo Fátima traicionada por los nervios y como medida desesperada.
—¿Qué dijiste?—, Félix se acercó a Fátima y la obligó a presionarse contra la pared por el miedo—, ¿Crees que un bastardo que no lleve mi sangre puede heredar la fortuna y las empresas de la familia Lancer?
—Llevará tu apellido...
—Eres la quinta idiota que se atreve a decir esa estupidez. Cinco esposas y ninguna ha sido capaz de darme un hijo. Son todas unas incompetentes.
Fátima tragó esa amarga saliva que había en su boca. Se aceleró su pulso y comenzó a faltar un poco la respiración.
—Deberías comenzar a pensar en la posibilidad de que tú seas la causa del problema—, dijo Fátima indecisa.
—¿Estás insinuando que soy poco hombre? ¿Estás dudando de mi hombría?
—No, no... Yo solo quise decir que...
—¡Cállate!—, Félix colocó su mano alrededor de la boca de Fátima—, prepara tus cosas. Te irás de viaje a Europa.
Félix se alejó y soltó la boca de Fátima.
—¿Europa? Nunca he ido a ese lugar. ¿Qué debo llevar?
—Lo que tienes puesto está bien—, respondió Félix sin siquiera voltear a verla.
—Necesito más ropa y equipaje.
—Te daré suficiente dinero para que compres todo lo que quieras allá.
—Muy bien...—, respondió Fátima confundida, pero sin ánimos de desobedecer.
El muelle de embarcación era propiedad de la familia Lancer, al igual que el 90% de la ciudad eterna.
—Señor Lancer—, dijo el hombre que preparaba un barco que estaba a punto de salir.
—Tomás... ¿Tienes espacio para una más?—, preguntó Félix.
—Para usted siempre hay espacio—, dijo con respeto.
—Viajaré en esa cosa?—, preguntó Fátima.
Ella esperaba un crucero de lujo o quizás un barco mucho más bonito. Sin embargo, frente a ella había una lata gigantesca y oxidada que apenas podía mantenerse flotando.
—¡Cállate y entra!—, ordenó Félix.
—Si... Señor—, dijo Fátima con la actitud sumisa que había tenido durante el último año.
Fátima entró dentro del barco y casi se muere del susto y la impresión cuando vio a otras 12 chicas que estaban allí cautivas. Trató de salir rápidamente, pero Tomás ya había cerrado la puerta. Es su desesperación, comenzó a golpear la puerta y rasguñar hasta que sus uñas sangraron, pero fue inútil. Su destino hacia Europa apenas estaba comenzando.
Félix Lancer regresó a GIGA CORPORATION para relajarse y tomar un trago en su oficina. Entró en su santuario y se sirvió una copa, cuando escuchó la puerta abrirse y su padre ingresar caminando.
—¿Vino francés?—, Facundo Lancer soltó una breve carcajada—, Déjame adivinar... ¿Soltero otra vez?
—No molestes papá…
—Eres un idiota hijo—, Facundo tomó asiento—, Solo necesitas poner un hijo dentro de una mujer. No es tan difícil. Yo lo hice varias veces—, dijo.
—Las mujeres que he elegido son unas incompetentes.
—Eso es porque no has elegido a la más hermosa de todas.
—¿De qué hablas?
—La belleza es sinónimo de fertilidad. Por eso tu mamá era la mujer más hermosa del mundo.
En ese momento y como si se tratara de un capricho del destino la secretaria nueva entró en la oficina. Una mujer de una belleza increíble y que parecía que acababa de salir de un certamen del Miss Universo.
—Su agenda de la semana está lista, señor Félix—, dijo Ximena colocando una carpeta amarilla sobre el escritorio.
Félix y Facundo intercambiaron miradas de complicidad por un segundo. Ambos sabían que esa mujer era exactamente lo que estaban buscando.
—Muchas gracias.... Eh....
—Oh, soy Ximena, Ximena Montenegro. Es mi primer día. Mucho gusto—, Ximena estrechó la mano de Félix.
—Se puede retirar, señorita Montenegro.
Ximena salió de la oficina sin siquiera imaginar lo que se estaba tramando en su contra.
—Ella es perfecta. La quiero para que sea mi sexta yerna.
—¿Crees que acepte?—, preguntó Félix.
—¿Eres idiota? ¡Siempre te he dicho que eres un Lancer! ¡Los Lancer siempre obtenemos lo que queremos! ¡Nadie nos puede decir que no!—, comenzó a gritar Facundo.
—Si, si, por supuesto.
—Quiero verte tener un hijo con esa mujer, o de lo contrario estaré muy decepcionado de haberte elegido como el encargado de mis empresas en lugar de elegir a Fernando.
—Si, papá…
Facundo salió de la oficina dejando a Félix en un mar de ideas que él mismo había estado sembrando con el pasar de los años.
Los siguientes meses en la vida laboral de Ximena fueron de halagos y regalos que la hacían sospechar de una posible admiración de su jefe.
—Serás ascendida—, dijo Félix Lancer—, ahora serás la encargada de la administración.
—Es una noticia espectacular, señor Lancer—, exclamó Ximena muy emocionada.
Ximena de inmediato comenzó a buscar su teléfono celular en su bolso y a marcar un número en la pantalla.
—¿Qué estás haciendo?
—Estoy llamando a mi novio. Estará muy emocionado con la noticia.
—¿Tienes novio?
Ximena de inmediato notó la expresión de decepción en el rostro de su jefe.
—Ésto no era parte del trato—, dijo Félix.
—¿Trato?
—¿Crees que voy a darte un ascenso tan importante solo porque me caes bien?
—Muy bien, señor Lancer. Creo que es hora de dejar las cosas claras de una vez por todas—, dijo Ximena— He notado los sospechosos regalos de los últimos meses, y quiero que sepa que solo los he aceptado por una cortesía profesional. Tengo mi novio y lo amo, y nunca, jamás estaría con otra persona.
—Respeto tu forma de pensar, pero…
—¿Pero? ¿Estoy despedida, supongo?
—¡Para nada! Seguirás siendo nuestra nueva jefa de administración. Yo solo quiero regalarte un consejo...
—¿Un consejo? A ver... Lo escucho.
Félix se acercó a ella, mientras arreglaba su lujoso y costoso traje.
—Nunca digas nunca—, susurró en el oído de Ximena.
Ximena tragó con dificultad ese nudo que se había hecho en su garganta.
Los días siguieron pasando y los regalos dejaron de llegar. Ya no había flores en la oficina ni bombones en su escritorio. Y eso fue un gran alivio para Ximena.
EL DÍA DEL ARRESTO:
Félix se encontraba durante la madrugada en la oficina de Ximena. Había entrado en su computadora y rápidamente montó una orden de transferencia bancaria directamente a la cuenta de banco de Ximena Montenegro por 300.000 dólares.
[ TRANSFERENCIA REALIZADA CON ÉXITO ]
Luego tomó su teléfono y marcó el número de la policía.
—911. Diga cuál es su emergencia.
—Quiero reportar un robo en mi empresa. La señorita Ximena Montenegro está robando a GIGA CORPORATION—, dijo Félix.