CAPÍTULO VEINTICUATRO

—Hombre en silla de ruedas, ¿es aquí donde se lleva a cabo la otra fiesta? — se voltearon a ver a Liam, detrás de él venían Gustav y Ashley. Christian cerró los ojos y resopló, su noche empeoraba a cada paso. —¿Qué, es que no ibais a invitarnos?

Los alcanzaron.

—Erick estaba por entrar—dijo Charlotte.

—Erick, tenemos que hablar—avisó Gustav.

Christian lo miró a él y luego miró a su acompañante, Ashley.

—Está bien—se resignó. —Hablemos.

—Así que no entrarás todavía—comentó su tía—Está bien, los dejaré, pero por favor no lo hagan estar mucho tiempo aquí fuera, hace mucho frío.

—Me voy con usted—informó Karen, ella tampoco veía el motivo por el que quedarse allí. Christian la observó, deseaba pedirle que no se fuera, que se quedara allí con él, pero ¿con qué pretexto?

Karen sentía que no le caía nada bien a la tía y no entendía del por qué, ni siquiera la conocía, ella solo era la fisioterapeuta de su sobrino y lo estaba ayudando ¿por qué tenía que caerle mal?

Tuvo que caminar de su lado
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