El inicio de todo

Los copos de nieve caían en una danza suave y hermosa, pintando así, las calles, las casas y las copas de los árboles de un blanco hermosamente llamativo.

La noche ya había hecho acto de presencia, al igual que la luna, la cual brilla con luz propia, iluminando todo a su pasó.

Sus pasos son lentos pero concisos, mientras sus ojos bicolores, (uno de un gris casi transparente y el otro de un azul cielo, tienen un brillo excepcional), su cabello rojizo se mueve de un lado a otro junto con la suave brisa, y el cual tiene un hermoso contraste con su pálida piel.

Sus orejas yacían rojizas por el frio, mientras sus oidos se deleitan con la bella melodía de la canción “tengo ganas”—de Andrés cepeda, el recuerdo de su padre llegó repentinamente, recordó cuando ese hombre que ella ama con tanto fervor, se la dedico a su madre el año pasado cuando cumplieron su veinteavo aniversario , ese simple recuerdo hizo que una genuina sonrisa se pintara en sus delgados labios, la cual no dura mucho al sentir la extraña sensación de que la persiguen.

Por el rabillo de sus felinos ojos, pudo ver a una camioneta negra seguirla, y todas sus alarmas se dispararon.

Sin pensarlo dos veces inicio a correr, con un solo pensamiento en mente “no dejarse atrapar”, aunque sabía que había una alta probabilidad que si sucediera, después de todo por más rápida y ágil que fuera, ellos iban en carro y ella a pie, y sabe que en algún momento sus pies y respiración le fallaran y eso hará que sus pasos sean más lentos

A sus cortos 18 años, para Renee de Bravo no es la primera vez que intentan secuestrarla, pero si es la primera vez que ocurre estando sola y desprotegida.

Sus guardas espaldas siempre la libraban de ello, pero hoy no estaban, y no es por negligencia, si no por qué a ella se le ocurrió la grandiosa idea de escaparse un rato de su casa.

El aire ya le estaba faltando a sus pulmones y sus pies ya los sentía cansados, la camioneta le estaba pisando los talones y eso la estaba llevando a un estado de desesperación y ansiedad.

Al frente suyo apareció otra camioneta que le tapó el camino, miró para todos lados buscando una salida que no encontró, para ese punto su teléfono ya se había caído y su cabello rojizo estaba pegado a su frente, el frio que sentía ya se había colado por todo su cuerpo, entumecido su pies más de lo que estaban y provocando que sus dientes castañearan.

Estaba atrapada en medio de las dos grandes camionetas, y no tenía como huir. De la camioneta que tenía al frente salieron tres hombres con trajes negros, con capuchas y tapabocas, y de la camioneta de atrás salieron cuatro hombres más, vestidos también de negro y con las mismas características anteriormente dichas.

Los de adelante se acercaron mientras ella retrocedía, sabía lo que sucedería, también sabía que no podría escapar, pero aún así hizo el vano intento de escapar.

Se dio la vuelta e intento correr en dirección contraria a ellos, pues al acercarse habían dejado un espacio por el cual podría irse, pero fue en vano y solo quedó en un intento, dos hombre la tomaron de los brazos tratando de inmovilizar la, mientras ella intentaba con todas sus fuerzas soltarse y no permitir que la sedaran, pero fue inútil, al igual que fue inútil gritar, nadie la escucho, nadie la escucharía.

Sus lágrimas danzaban por sus mejillas, mientras el brillo de sus hermosos ojos bicolor se perdía, mientras las esperanzas de ser rescatada se desvanecían, mientras sus emociones eran un revoltijo en su interior.

Lo último que vio fue a la luna, esa hermosa luna que brilla con luz propia, fue la única testigo de lo sucedido y la única que pudo ver el miedo y sufrimiento en sus ojos y también sería la única que la acompañaría de ahora en adelante, la única que sería testigo de sus debilidades.

La oscuridad cayó en su conciencia, y por primera vez le tuvo miedo a lo que está misma trajera a su vida de ahora en adelante, por primera ves sentía que su familia por más que hicieran no podrían salvarla de esta.

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