No la toques.
Llegué a casa en busca de un poco de paz y tranquilidad y lo primero que encuentro es una casa desolada y a la chiquilla que me pusieron como prometida, golpeada y con unas severas heridas en la espalda.
Cuando llegue un impulso me terminó llevando hacia la habitación de Renne, ya teniendo en mis manos las invitaciones para la subasta a la cual pensaba invitarla, ahí aprovecharía y le diría.
Pero lo primero que me encuentro cuando entro en la habitación, es a una Renne, con múltiples heridas en su espalda, acostada en la cama y sin nada en la parte superior.
Cuando ella se volvió y me observo con esos ojitos de siervo asustado, una irá descomunal empezó a formarse en mi interior.
Por un momento mi vista se fue hacia sus pechos, es de admitir que son muy lindos de echo.
¡Pero ese no es el punto, c*rajo!
Ella se cubrió rápidamente cuando cayó en cuenta de quién estaba al frente de ella y que mi vista estaba ahí.
—¿Quien te hizo eso?—la pregunta salió por si sola de mis labios, cargadas