Así que esa fue tu razón

Sus ojos los sentía pesados al igual que su cuerpo, estuvo durante varios minutos tratando de abrir sus ojos, y cuando lo logro, lo primero y lo único que la recibió fue la oscuridad del lugar.

Y como si fuera un balde de agua, los recuerdos le llegaron de manera tormentosa, trato de levantarse dónde estaba, y en ese momento cayó en cuenta de que sus muñecas y tobillos estaban amarrados a una silla.

El miedo y la incertidumbre, llegaron a ella como cascada, sus ojos divagan por todo el lugar en un vano intento de descubrir dónde estaba y como podría salir de ahí.

Escuchó pasos firmes y fuertes fuera de la habitación, y después escuchó como abrían la puerta, la cual soltó un chirrido ensordecedor, trayendo con sigo una luz segadora, la cual obligo a cerrar los ojos, para luego abrirlos lentamente para acostumbrase a ella.

Cuando logro acostumbrase a la luz, pudo identificar con más detalles la habitación donde estaba, es un cuarto pequeño vacío y sin ventanas, estando ella en el centro de la misma inmovilizada en la silla.

Frente a ella había un hombre regordete y que le daba la extraña sensación de haberlo visto antes. Lo escaneo de arriba abajo sin demostrar ninguna expresión en su rostro, a pesar de que su mente y estado la estaban orillando a llorar a mares y suplicar para que la soltarán.

El hombre frente a ella, arqueo una de sus muy pobladas cejas, al ver ninguna reacción de su parte, debe admitir que el esperaba verla desesperada y grita como una loca para que la dejaran ir. Pero todo lo contrario estaba tranquila y estudiando lo de arriba a bajo, paro luego ver su entrecejo arrugarse, en un gesto que identifico como incredulidad.

—Pequeña Renee de Bravo—la llama, desconcertando la un poco, hace mucho que no escuchaba su nombre completo—es un gusto volver a verte.

Esa última oración hizo que la mente de Renee, diera vueltas y vueltas tratando de recordarlo, pero fue inútil, no lograba identificarlo por más que hiciera.

Permaneció callada, observando fijamente a su secuestrador, tratando de encontrar alguna grieta en ese porte a egocéntrico que deja ver.

—Al parecer no me recuerdas— dedico el al ver sus expresiones—permite te refresco la memoria.....

[flash-back]

Sus pies corrían por todo el pasillo, tratando de llegar rápidamente al banquete que estaban organizando en la villa de su familia, al estar ya en la puerta se detuvo y se planchó el vestido color rosa palido que lleva encima, el cual le llega unos dos dedos arriba de las rodillas y por detrás cae en una cola de encaje asta el piso, también se arregló un poco el pelo y se limpio el sudor de su frente.

Al ya estar lista camino a paso firme dentro del lugar, mostrando una sonrisa de boca cerrada arrogante y robando más de una mirada de los presentes, y es que para nadie es un secreto la belleza etérea que posee, y esos ojos bicolores y felinos atraen la mirada de muchos, y no solo eso también su cabello rojo fuego, el cual lo tiene peinado en una muy ordena cola de caballo.

Se dirige hacia la mesa donde está casi toda su familia y termina integrándose en la conversación que tienen.

De un momento a otro la sala queda en silencio, y por la puerta del salón, entran dos hombres y una mujer, precisamente la familia Beker, los peores enemigos de su familia y no solo es rivalidad laboral, si no también rivalidad familiar.

El señor y la señora Beker junto a su único hijo, se acercaron a la mesa donde estaban ellos, después de todo en público deben aguardar las apariencias.

—Buenas noches—saludaron ellos

Los ojos del señor Santiago Beker, nunca se despegaron de Olivia de bravo, la madre de Renee, acto del cual todos se dieron cuenta, pero decidieron ignorarlo, ya que no era momento de pelear.

—Buenas noches—al final respondieron solo por cortesía.

La conversación terminó ahí, y las dos familias tomaron rumbos diferentes, después de todo solo lo hacían por aparentar, nada más.

Los tragos cada vez más, estaban nublando los sentidos de las personas ahí reunidas, con excepción de los más jóvenes

—¡Tu, perro infeliz!—señalo el señor Santiago a Alexis, el patriarca de la famila de bravo, el cual lo miro, con una mirada que decía "me estás mirando a mí"—¡si tu, hijo de puta, me quitaste a mi mujer!

Alexis apretó los puños, para luego soltar una risa sarcástica— ¿Yo quitarte tu mujer?, Ja, mi esposa nunca ha sido tuya y no nunca lo será malparido.

—¡Claro que si, si tú no te hubieras metido en nuestra relación, actualmente ella sería mi esposa no la tuya!

—¡Me sorprende tu nivel de estupidez y de ignorancia, Dios libre a tu hijo de salir igual a ti, por qué si es así está perdido, y retomando el tema, cuando entenderás que mi MUJER, jamás ha sido tuya y jamás lo será!

Santiago sintió su sangre hervir, y en un acto estúpido se lanzó encima de Alexis e intento golpearlo, digo intento porque antes que el diera el golpe los guarda espaldas de Alexis lo sostuvieron.

—¡SUÉLTAME!, ¡SUÉLTAME QUE A ESE HIJO DE PUTA LO MATO HOY!—gritaba a todo pulmón, a ese paso todos ya tenían su atención en ellos

—¡SUÉLTALO VEAMOS QUE HACE!

[Fin de flash-Bach]

"Así que el es el tipo con el cual mi padre casi se mata a golpes"—pensó Renée

—Así que tú eres el inepto que cree que mi madre es tuya.

—No lo creo, por qué es así, ella es mía.

—Ja, si claro, y yo soy mía Khalifa.

Santiago apretó los puños conteniendo toda su ira en ellos, realmente esa niñita lo estaba sacando de quicio.

Por otro lado, Renee se sentía desfallecer, y mentalmente se estaba reprimiendo por ser tan bocona, "por qué Diosito no me diste filtro a la hora de hablar"—pensó

—Dejando ese tema, que al parecer tu no entiendes, te explicaré el motivo por el cual estás aquí.

—Ya te estabas tardando, después de todo, el cliché de todo villano, es contar su plan malévolo, ¿o me equivoco?.

—Dios dame paciencia con esta chica—murmuro Santiago, conteniendo las ganas de devolverla con sus padres.

—Espere, esperé, antes de que me diga su plan malévolo déjeme adivinar, si no me equivoco usted me raptó solo para fastidiarle la vida a mi padre, y así vengarse de él, por qué supuestamente le robó a mi madre, ¿no es así?.

Santiago empezó a dar pasos alrededor de ella, lo cual provoco que ella se pusiera nervioso y que sus manos empezarán a temblar, después de todo no es de piedra y que tenga una legua suelta, no quiere decir que sea igual de valiente como lo demuestra.

—Mmm, puede ser una parte de mi plan.

—¿Una parte?.

—si una parte.

—Deje lo rodeos y dígame, ¿que quiere de mí?.

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