Capítulo 8.
Una semana había pasado, una semana en la cual León y nana, solo hablaban de Nammi, e incluso pudo ver de reojo como su hijo sonrió en más de una ocasión por solo recordar algo que esa mujer había hecho o dicho, y aunque sus custodios le consiguieron información de la joven, aun sentía que había algo raro en ella.
— ¿Sucede algo señor? — indago su custodio, luego de verlo leer la misma carpeta por decima vez.
— Solo llego a Paris, donde ya tenía un departamento esperándola, y estaba matriculada en la universidad, ¿y lo demás? De donde viene, ¿Quiénes son sus padres? ¿realmente no tiene familia? Dime Emanuel, ¿por qué nadie puede conseguir más información de ella? — estaba molesto, y lo más seguro era que al fin se había vuelto paranoico.
— Creo que esa mujer está escapando de algo o alguien, siempre la veo mirar a su alrededor, como esperando que alguien llegue por ella.
— Creo que es hora de que conozca a la amiga de mi hijo.
Nammi quito la tarjeta de memoria de su móvil, para luego