Hermes
Hécate estaba de pie en la puerta viendo como consolaba a Perséfone, la diosa oscura había aparecido sin que me diera cuenta.
Me levanté para contestar que la boda no era mentira, pero claro que Perséfone se adelantó.
- No es que sea asunto tuyo Hécate, pero yo y Hermes somos solo amigos.- Respondió Perséfone, secándose las lágrimas de inmediato.
"¿Porque tienes algún interés en mí?", le gruñí a Hécate, quien me miró con desdén.
- Solo siento indiferencia hacia ti.- respondió ella con frialdad.
Sonreí ante eso, la frialdad fue lo último que le hice al sexo opuesto.
- ¿Puedes sentir indiferencia desde tu habitación entonces? - Preguntó Perséfone, visiblemente incómoda con la repentina presencia de Hécate.
- Vine aquí porque quería saber tus planes para evitar que Hera gane esta guerra.- Respondió Hécate, entrando definitivamente en la habitación.
- ¡Mi último plan fue un fracaso por si no te habías dado cuenta, causé varias muertes y estuve debilitada durante días!- Respondió Per