Dile adiós, dijo.
Pero él permaneció de pie frente a mí, observándome extrañado, analizándome con cautela.
- No necesito tu regalo.- traté de recordarle.
- Encontrarás que en el mundo humano estas piedras te abrirán muchas puertas.- respondió acercándose a la caja.
- No es necesario.- respondí.
Hades me miró de nuevo, esta vez entrecerrando los ojos, como si tratara de entender algo.
- ¿Por qué pareces tan extrañamente humano ahora? Es extraño pero no siento tu aura divina, te miro y si no te conociera diría que eres humana.- Reveló con recelo.
- No es que ayudaras en nada, pero aprendí a ocultar el aura divina.- respondí mintiendo descaradamente.
"Ya veo." Respondió, su mirada fija en la mía.
- ¿Hades?
- ¿Sí?
"¿Podemos tener una última charla?" Pregunté.
-Claro que sí- respondió acercándose.
- Dime cómo ayudaste a derrotar a tu padre y cómo terminaste aquí.
Hades me miró sorprendido.
"Conoces la historia de la titanomaquia", respondió.
- Se la historia por otros, quiero saber de uste