—¿Hermano? —llamó Alessia.
Riley levantó la vista, se acomodó las gafas plateadas sobre la nariz y sonrió con cortesía.
—Sia, ¿qué haces aquí?
—Estoy llevando a los niños a la escuela. —Alessia notó que Riley aún llevaba la ropa del día anterior y que tenía el rostro un poco cansado. Intuyendo que