Alessia se giró y vio a Clara aplaudiendo con sarcasmo, con una voz cargada de veneno.
—Ah, ¡qué profunda relación de cuñadas! Oh, espera… si ya fuiste abandonada, solo una mujer desechada. Ese título de cuñada ya no te queda para nada.
Los ojos de Alessia se tornaron fríos. Odiaba los problemas, y