POV DE ISABELLA
La expresión deslumbrada de su rostro resultaba peligrosa. Cualquiera podría engancharse a la expresión que tenía Alexander. Ya yo estaba enganchada, así estaba perdida para siempre. Condenada del todo, joder.
Me permití disfrutar de su atención, consciente de que estaba en terreno peligroso. Pero, si Alexander había dicho la verdad, daba igual: iba a ser para toda la vida, por dormir y para siempre.
—Una flor preciosa, abierta para mí —dijo con un gruñido al tiempo que subía a la cama. Cerró las manos alrededor de mis tobillos y a mí se me cortó la respiración. Iba a…
Me acercó hacia él de un tirón. Yo solté un grito que se convirtió en un gemido cuando él se zambulló entre mis piernas.
Su boca encontró la doblez de la cara interior de mi muslo. Me estremecí y casi se me salió el alma del cuerpo cuando bajé la vista y me encontré con sus ojos.
Me acarició con la punta de la nariz, muslo arriba, subiendo, subiendo e inspirando con fuerza mientras tanto.
Alzó la