—¿De qué estás hablando, mujer?
Roberto no podía creer lo que estaba diciendo Sofía. Ni siquiera recordaba su nombre y ahora, simplemente aparecía anunciando con bombos y platillos que tenían una hija juntos.
¿Cómo era eso posible?
—De que en uno de esos encuentros quedé embarazada, Roberto. Pero cuando me enteré de mi embarazo, tú ya habías cometido muchos errores y pagarías una larga condena en la cárcel —continuó la mujer con voz baja y la mirada de todos atravesándola insistentemente. Cada uno de los espectadores estaban completamente mudos, como si no fueran capaces de respirar ni de atreverse a moverse—. Así que pensé. ¿Para qué contarle? De igual forma, no logrará conocer a su hija. Hasta que me enteré de que estabas aquí, en un hospital, y pensé que era el momento idóneo para que se conocieran. Así que, aquí estamos. Sasha —se giró hacia su hija—, este hombre es tu padre —lo presentó.
Pero de lo que no se daba cuenta Sofía era de que su hija negaba insistentemente, compl