—Recuerden, en el cálculo de costos, cada decimal cuenta, cada porcentaje puede significar la diferencia entre el éxito y la bancarrota —concluyó su profesor con la voz firme, luego de una larga e interesante clase.
Jade no era la mejor en cuanto a los números, pero debía reconocer que se esforzaba bastante en pasar la materia de costos y producción con una nota lo suficientemente aceptable. Después de todo, a pesar de que odiaba las matemáticas, era fan de su profesor. Un profesor que se veía más apuesto y gallardo que nunca.
La chica se mordió el labio inferior y se apuró en recoger sus útiles. Luego de que sus amistades recurrentes la abandonaran, había sido la última en salir de todas las materias y esto era debido a su lentitud al momento de escribir las lecciones y al hecho de que ya no contaba con compañeros fieles a los cuales recurrir para que le prestaran sus apuntes.
La mano de Jade se movió a gran velocidad y, para el momento en que dio por terminada su faena, suspiró con