—¿Y eso que quieres es...? —inquirió el castaño siguiendo el juego de su amigo. No le gustaba el misterio. Tenía tan poca paciencia para esas cosas. Y Logan, Logan utilizaba el suspenso para molestarlo. Sabía que lo hacía y para colmo lo disfrutaba.
El pelirrojo amplió una sonrisa mirándolos.
Sin embargo, en el momento justo en el que iba a darles a ambos explicaciones detalladas, una baja y aguda voz dijo:
—¡Ma!
El abogado vio cómo Ciabel sonreía. Su rostro se iluminó como nunca en ningún momento desde que había llegado e irrumpido en el desayuno de los tres.
Ver esos moretones y ese rostro de agotamiento le dio náuseas. No por ella, obviamente, sino por la clase de familia que tenía y la razón por la que no se llevaba bien con ellos. Pasaban por encima de cualquiera, porque no les tenían miedo a las consecuencias. Su hermano había sido criado así, pero eso no lo justificaba de ninguna manera. Él también lo fue y salió diferente. No violaba la ley, más bien era bueno cuando la nec