Manu
Esa mañana desperté temprano, mucho más de lo que acostumbraba, ideando la mejor forma preguntar a mi hermano sobre su relación con Nino para luego poder visitarla, ya con un panorama más claro de lo que sentía y de lo que tenía permitido sentir. Nervioso golpeé su habitación, pero Tomás ya no estaba en casa, y lo único que podía pensar era que estaba con ella.
Volví a mi alcoba, caminé una y otra vez por ella para reunir el valor para ser consecuente con mis decisiones, pero estaba costándome más de lo esperado. Pero le había gritado a Nino, y ahora Tomás estaba junto a ella. Tenía que lograrlo, debía ser capaz de salir solo. Lo primero, sería disculparme con Nino, y no podía ir acompañado de mi madre, pues acababa de ser destituida de su cargo de guardiana. Me miré al espejo, y con todo el valor que logré reunir, me aventuré a tomar locomoción y llegar hasta la calle donde se ubicaba el departamento de Nino, desde dónde observé la silueta de Tomás entrar.
Mi cuerpo entero entró