Capítulo248
Durante la cena.

Liliana, en un giro inusual, se unió a Don Ramón sin llorar ni hacer ruido para comer.

Don Ramón se sintió desconcertado por el cambio de actitud de Liliana.

—Liliana, ¿estás cansada de llorar?— Don Ramón preguntó con tono de preocupación.

Liliana miró a Don Ramón y torció la cabeza ligeramente.

—Sí, estoy cansada de llorar, pero no puedo garantizar que no vuelva a llorar.

Don Ramón se quedó perplejo.

—¿Qué quieres decir con eso?

Liliana respondió:

—Si Leo no viene, lloraré; si Leo viene a jugar, no lloraré. Justo estaba buscándolo.

Liliana enfatizó deliberadamente las palabras de Nicolás en la segunda mitad de su frase.

Don Ramón dijo:

—¿Solo por eso? ¿Quieres que Leo venga a jugar?

Liliana respondió:

—Sí, me gusta Leo.

Don Ramón miró el reloj en la mesa y frunció el ceño.

—A esta hora, es probable que no venga.

Estas palabras hicieron que Liliana frunciera los labios y que sus hermosos ojos se llenaran de lágrimas.

—No he llamado todavía, ¡y ya dices que Leo no
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