Ximena se sintió desgarrada al ver a su hijo en ese estado. ¿Qué le pasaba a este hombre? ¿Por qué desquitaba sus malhumores con su hijo? Ximena miró a Alejandro y le dijo: —¿No puedes escuchar lo que el niño quiere? ¿Puedes dejar de ser tan autoritario todo el tiempo?
Alejandro levantó la vista y le lanzó una mirada fría. Cuando veía a Ximena y a sus dos hijos, solo podía pensar en imágenes de ella con otros hombres en la cama. La rabia dentro de él creció incontrolable.
Se agachó, tomó a Leo en brazos y se dirigió hacia el auto sin decir una palabra.
Ximena frunció el ceño y llamó a Alejandro: —¡Alejandro!
Alejandro detuvo sus pasos brevemente, pero en poco tiempo, continuó caminando.
Ximena alcanzó a Alejandro con sus dos hijos y le dijo: —Leo está muy triste, ¿no lo puedes ver?
Alejandro ni siquiera le prestó atención y subió al auto con Leo de un paso decidido.
La puerta del auto se cerró de golpe, haciendo un ruido sordo.
Ximena se sintió desconcertada y observó cómo Alejandro se