Cuando se conectó la videollamada, lo primero que hizo fue compartir con Giana la feliz noticia de que la maestra la había perdonado y estaba dispuesta a darle una oportunidad.
Viendo que Estrella volvía a mostrar una sonrisa radiante en su rostro, Giana también se sintió feliz por ella desde el fondo de su corazón.
—Estrella, felicidades por dar valientemente un nuevo paso. Te deseo por adelantado excelentes resultados en la competencia Preludio Brillante.
Estrella sonrió:
—Tienes demasiada confianza ciega en mí.
—Eres tú la que se subestima. Ya no puedo esperar a ver a la diosa del piano volver a subir al escenario.
La voz de Giana no podía ocultar su emoción.
La Estrella de hace tres años era una leyenda en el mundo del piano. A tan joven edad ya había ganado premios grandes y pequeños a nivel nacional, innumerables galardones, gloria sin límites. Además, con su apariencia excepcional y su temperamento puro e inmaculado, fue consagrada como la diosa del piano, con innumerables admir