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Noah.
Tuve una mañana agotadora, mi hermano opinaba que mejor comer por ahí, pues por la tarde también teníamos compromisos, pero yo quería volver a casa a ver a mi preciosa.
Dejé aparcado el coche en el garaje, entré en casa, con Rey abalanzándose sobre mí, feliz de verme. Un aroma agradable recorría la casa, cuando llegué al salón la vi allí, poniendo la mesa.