Un pie se movía nervioso debajo de la mesa de esa lujosa cocina. Gabriel sostenía un vaso de whisky mientras observaba la pantalla de su laptop. Una foto de Thomas luciendo el uniforme de Los Espartanos encabezaba aquella nota deportiva. Quién entendía a esos idiotas de la prensa… De pasar de odiarlo y llamarlo con sobrenombres crueles e hirientes ahora lo amaban y lo ponían como ejemplo a seguir de lo que tendría que ser un rugbier. Gabriel había sido uno de los principales arquitectos de esa campaña de mala prensa para con él. Se había encargado personalmente de que así fuera, haciendo jugadas sucias, pagando de su propio bolsillo a periodistas y árbitros para que no le dejen pasar un solo error a Thomas. Y ahora todo parecía indicar que, tantos meses de arduo trabajo y planificación estaban quedando en nada.
“El vikingo del rugby” lo llamaban ahora. Patéticos… Sencillamente patéticos. Ese mismo periodista que había redactado la noticia había saldado su deuda con el banco gracias a