Narrado por Mariano Hans:
Alquilo un automóvil. No quiero arriesgarme a que me vean llegar o salir de este lado de la ciudad en el mío. No puedo permitir que nadie relacione mi salida a que voy a verme con Fatima. No ahora. No cuando todo está tan delicado. El hombre que me entrega las llaves del coche me pregunta si quiero seguro adicional. Le digo que no. Lo que necesito es discreción absoluta, no garantías.
Le insisto con el tema de la discreción, pago el doble de lo que cuesta el servicio. Le digo que no puede dar mi identificación a nadie que no sea un oficial, y solo si estoy inmiscuido en algún delito que lo amerite.
Antes de partir, paso por una florería. Compro varios ramos. No uno, varios. No quiero que Fatima reciba una señal tibia. Quiero que sepa que esto que le he profesado es especial y que sí me lo tomo en serio. Que no iré a verla por un simple impulso. Que vine porque la elegí a ella por encima de todas las cosas terrenales que puedan pasar. Porque, a pesar de to