Mundo ficciónIniciar sesiónSe despidió dejándolos solos; aunque hubiera querido intervenir, no podía. Dereck es su mejor amigo e Isabella su esposa; ese recordatorio le dolió.
Él dio un paso más, acercándose a ella; la mirada fija, escucharla llamarlo como si fueran desconocidos lo hizo enfurecer. Sin embargo, detrás de esa intensidad no había amor ni preocupación, solo un desconcierto que él no comprendía del todo.
—Recuerda quién eres… —dijo, con la voz cargada de autoridad y posesión—. Eres mi esposa, Isabella. ¿Qué pensarán los empleados que pasen por aquí si te ven reír y coquetear con mi mejor amigo...? ¿Dónde quedará mi reputación…? Compórtate como la señora Salazar.
Isabella lo enfrentó con los ojos llenos de dolor, conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir. Cada palabra de Dereck, cada tono de desaprobación, la hería más de lo que él imaginaba.
—No, Dereck —replicó, con voz temblorosa pero firme—. Ya no soy tu esposa… no por mucho. No puedo seguir en un matrimonio







