Dereck permaneció inmóvil, sin reaccionar de inmediato. Su mirada se volvió oscura y fría, penetrando a Isabella con la precisión de una cuchilla. —¿Divorcio? —repitió con lentitud, como si quisiera asegurarse de haber oído bien—. No sabes lo que estás diciendo. —Sí, lo sé —respondió ella, con la voz quebrada, pero firme—. Estoy cansada de fingir que esto es amor cuando ni siquiera puedes verme como algo más que una extensión de tu nombre, se que esta insistencia por tener un hijo es solo para conseguir más acciones en la familia porque todo para ti es poder pero ya estoy cansada.Dereck cruzó los brazos, erguido y dominante como siempre, intentando contener la irritación que su irracional arrebato emocional provocaba. —No sé qué esperas de mí, Isabella —dijo finalmente—. Te doy estabilidad, respeto… todo lo que una esposa podría desear y solo te pido un heredero.Ella lo observó, conteniendo las lágrimas, con un temblor que ya no podía disimular ella
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