Tu camino es un calvario, tu vida es la muerte y tu mundo la condena en la que prevalece este deseo que incendia mi piel.
Isabella
Llevamos horas acostados en la misma cama, está hecha un desastre por todas las veces que me ha tomado, sin embargo, lo que más me sorprende es lo mucho que me he reído y lo cómoda que he llegado a sentirme en los últimos minutos.
Es como si de pronto hubiese dejado de ser el señor tenebroso y la luz incidiera sobre él, aunque estoy segura de que solo es un espejismo, la oscuridad nunca se aparta de su lado y por ilógico que parezca es lo que más me atrae en él.
Esa sensación de peligro, de culpabilidad, de pecado. Me atrae como a un imán y aunque una gran parte de mi grita “corre”, solo consigo escuchar esa parte que me suplica quedarme a su lado. Es absurdo, cuando juré que nunca más creería en las palabras de un hombre.
Aunque siendo sincera, Alexander ha sido claro en su posición, me quiere solo para él, pero solo seremos amantes, sin compromisos ni at