Amanda con su corazón roto fue personalmente a la empresa de su esposo, subió a su oficina, al llegar fue recibida por la asistente de Luiggi quien le abrió la puerta de la oficina ingresando con ella y diciendo.
—¿En qué la puedo servir, señora Lombardi?
Amanda tenía su rostro muy serio y solo hablo
—Mi esposo está de viaje y yo he venido a pedirle a usted que mantenga mi visita en silencio, por favor, pues somos mujeres y creo que me entiende lo que le quiero decir
La asistente entendió muy bien por qué era una mujer de edad madura y le contesto
—Señora, usted jamás estuvo aquí, venga —la llevo hacia un librero, movió uno de los libros y allí había una caja fuerte y le comento
—Aquí está la combinación, su esposo me la confió porque me conoce desde que sus padres fundaron la empresa, pero usted es su esposa y tiene derecho a revisarla, yo jamás me he atrevido a abrirla, estaré afuera para lo que necesite señora Lombardi
—Gracias, muchas gracias
Amanda cerró la puerta tras de