Capítulo 97. Acabando con la rabia.
Los paramédicos comenzaron a trabajar con rapidez para estabilizar a Leandro sobre una camilla. Su herida seguía sangrando, y su respiración era entrecortada, pero consciente. No revisaron a Genoveva porque Enrico había dicho que estaba muerta.
Lisandro observó con ojos llenos de preocupación, a pesar de todo lo ocurrido y lo que se había enterado, Leandro había sido un buen padre y Genoveva hasta que había ocurrido el problemas con Carolina, siempre había sido una buena madre, pero no tenía idea de cuando todo cambió, jamás imaginó que sus aparentes perfectos e intachables padres estuvieran rodeados de tanta basura.
Y Genoveva aunque había muerto, no sentía dolor, solo alivio, porque sabía que de estar viva ellos no tendrían paz.
Siguió viendo a su padre y en ese momento uno de los paramédicos habló.
—Lo llevaremos de inmediato al hospital más cercano —dijo uno de los paramédicos, ajustando los monitores conectados al pecho de Leandro y sacándolo de allí.
Lisandro se acercó tambalea