Capítulo 93. Una mujer sin escrúpulos.
Mientras tanto, Genoveva se acercaba a la cabaña donde estaba Leandro, su mente llena de furia y determinación. Había dejado a sus hombres cerca, pero sabía que debía enfrentar a Leandro sola. Le molestaba que la hubiera dejado como una estúpida frente a todos, y temía perder el respeto de sus hombres.
Le pidió a sus hombres que se quedaran fuera para que él no sospechara. Mientras ella se acercó a la casa, cuando llegó, comenzó a tocar la puerta con furia. Un par de minutos después apareció Leandro, su figura imponente y segura parecía otro.
La estaba esperando, por eso no se sorprendió al verla; conocía a su esposa lo suficiente como para saber que nunca se daba por vencido.
—Leandro —dijo Genoveva, su voz cargada de desdén mientras entraba a la casa—. Vengo desarmada —dijo, levantando las manos aparentemente inofensivas, llegó a la sala y luego comenzó a reclamarle—. ¿Realmente crees que puedes deshacerte de mí tan fácilmente? ¿Hacerme a un lado y humillarme frente a todos?
Lean