Leonardo
La oscuridad de la habitación parecía engullir a Leonardo mientras permanecía inmóvil en su cama king size. El reloj digital marcaba las 3:17 de la madrugada, pero el sueño seguía siendo un extraño al que no podía dar la bienvenida. Llevaba días así, con la mente atrapada en un torbellino de recuerdos y sensaciones que creía haber enterrado hacía mucho tiempo.
Se levantó con un movimiento brusco y caminó descalzo hasta el ventanal. La ciudad dormía bajo un manto de luces artificiales, ajena a sus tormentos. Apoyó la frente contra el cristal frío y cerró los ojos. Fue entonces cuando los recuerdos volvieron, nítidos y dolorosos como siempre.
***
_Tenía dieciséis años y el mundo parecía un lugar hostil. El internado suizo donde su padre lo había enviado era prestigioso, pero también un campo de batalla para un adolescente que nunca había aprendido a conectar con otros._
_—¿Santoro? ¿El italiano? —había preguntado con desdén uno de los chicos mayores el primer día—. Mi padre dic