—Eres tan predecible —Steve sonrió, pero su sonrisa parecía una mueca de disgusto.
—¿Qué haces aquí?
Taylor la miró furiosa.
—Los chicos me contaron todo —Steve se paró correctamente, ya que había estado recostado sobre un árbol esperándola—. Me dijeron lo que pasó en la escuela y como le dieron su merecido a esa banshee.
Taylor soltó un pequeño grito de rabia, sacó un cuchillo y se lanzó a atacarlo. Pero Steve la esquivó con agilidad y le respondía los golpes con habilidad. Conocía también los movimientos de Taylor que podía predecirlos.