JULIETTE MONTGOMERY
Mi relación laboral con mi jefe alcanzó su punto de estrés máximo. Él está firmemente convencido de que soy sumisa, solo por paralizarme cuando hace algunas cosas que en otro contexto deberían de hacerme sentir en peligro.
Las dos veces que tiró de mi cabello no tuve una mala sensación aunque intenté buscarle partes negativas a su acción. Simplemente me quedé paralizada lejos de sentir miedo.
Se que este "hallazgo" para el demonio es algo que usará para empujarme a renunciar, pero estoy segura que jamás lo haré a menos que toda mi vida se resuelva y un contrato llegue de otro sitio con una mejor paga, lo cual no creo que caiga del cielo. Además nadie me contrataría de forma efectiva desde el primer día.
-¿Por qué te empeñas en continuar?- El demonio entra a mi habitación aún sin invitación
-Porque no puedo renunciar- No voy a explicarle mi situación
-¿Por qué? Debes redactar tu carta de despido, yo la firmo, cobras tu liquidación y hasta nunca- Me e